Admitámoslo, las redes sociales pueden ser un juego peligroso. Nos desplazamos inocentemente a través de nuestros feeds y, de repente, nuestras propias vidas no parecen tan glamurosas como los mejores momentos que estamos presenciando. ¡Qué fastidio!
Empezamos a compararnos con los demás y, sin darnos cuenta, caemos en un pozo de dudas y miseria. Pero, ¡hey! Hay maneras de romper el ciclo y recuperar el control de nuestros pensamientos y emociones.
Lo primero es lo primero, hablemos del elefante en la habitación: las redes sociales no son la vida real. Los feeds que consultamos están cuidadosamente diseñados para mostrar lo mejor de lo mejor. Las vacaciones de lujo, la ropa de diseño, las relaciones perfectas... todo es humo y espejos. Recuerda que sólo estás viendo la versión editada de la vida de alguien. Las luchas entre bastidores, los malos días, los momentos de autodesprecio... quedan fuera de la imagen.
Pero incluso sabiendo eso, es difícil no caer en la trampa de la comparación. Vemos a nuestros amigos vivir su mejor vida y, de repente, la nuestra no nos parece tan emocionante. La cuestión es que no sabes lo que está pasando realmente cuando la cámara no está grabando. No sabes a qué dificultades se enfrenta esa persona. Así que deberíamos dejar de comparar nuestro trabajo entre bastidores con los mejores momentos de los demás.
Hablemos ahora del impacto que este tipo de pensamiento puede tener en nuestra salud mental. Compararnos constantemente con los demás puede provocar sentimientos de inadecuación y baja autoestima. Puede hacernos sentir que no somos lo bastante buenos y que nuestras vidas no están a la altura. Es una pendiente resbaladiza que puede conducir a la depresión y la ansiedad. Los estudios han encontrado vínculos innegables entre un uso elevado de las redes sociales y una mala salud mental, pero una de las investigaciones más reveladoras ha llegado a intentar anticipar los trastornos depresivos en las personas basándose únicamente en sus publicaciones en las redes sociales. Analizando los tweets de una persona, fueron capaces de predecir la depresión con una precisión de hasta el 70%.
Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar caer en la trampa de la comparación?
Limita tu tiempo en las redes sociales: Establece momentos específicos del día para consultar tus feeds y cíñete a ellos. Una menor exposición nos da la oportunidad de tener la perspectiva adecuada cuando miramos las redes sociales.
Deja de seguir las cuentas que te hacen sentir mal contigo mismo: Es hora de dejar de seguir a esa "amiga" que siempre está publicando sobre su vida perfecta y sus hijos perfectos. Lo más probable es que no te pierdas ninguna información importante por dejar de seguirlos.
Recuerda que las redes sociales no son la vida real: Ten en cuenta que sólo estás viendo la versión editada de la vida de alguien. Puede parecer "natural", pero esa es la cuestión, que fue perfectamente planeada para que pareciera así.
Encuentra la alegría en tu propia vida: Esta es probablemente la más importante. En lugar de centrarte constantemente en lo que tienen los demás, encuentra alegría y gratitud en tu propia vida. Utiliza ese tiempo libre que has recuperado al limitar tu tiempo en las redes sociales en actividades de la vida real que te hagan sentir sano y agradecido.
Habla con alguien: Si te encuentras luchando con sentimientos de inadecuación, acude a un amigo o a un profesional en busca de apoyo. Y no, no debes avergonzarte. Esto es mucho más común de lo que crees.
En conclusión, las redes sociales pueden ser un juego peligroso si no tenemos cuidado. Recuerda que sólo estás viendo la versión editada de la vida de alguien. No caigas en la trampa de la comparación, puede llevarte a pensamientos y emociones negativas. En lugar de eso, céntrate en encontrar la alegría y la gratitud en tu propia vida y no tengas miedo de buscar apoyo si lo necesitas.