El Día de Acción de Gracias es una época de abundancia, agradecimiento y comida deliciosa, pero también suele ir acompañada de estrés. De hecho, casi tres cuartas partes de los encuestados en una reciente encuesta en línea realizada por la Anxiety and Depression Association of America (Asociación de Ansiedad y Depresión de Estados Unidos) dijeron que la temporada de fiestas les hacía sentirse más preocupados o deprimidos.
Las celebraciones son conocidas por arrojar una o dos bolas curvas inesperadas debido al tiempo de viaje, compartir novedades personales con miembros distantes de la familia, y averiguar cómo rayos descongelar un pavo. Es una buena idea poner en práctica estas cuatro estrategias útiles para ayudarte a manejar cualquier estrés asociado a las festividades, siempre que surja, con el fin de que puedas apreciar el lado más dulce de la temporada.
1. Respira
Todos queremos a la familia, pero a veces toman decisiones desafortunadas en lo que respecta a sus comentarios. Antes de responder a una pregunta o a un comentario que te incomoda, respira profundamente.
¿Tienes un amigo o familiar que no para de preguntarte detalles que preferirías no compartir? O tal vez tu hermano ha tocado un nervio sensible, provocando tu enfado o disgusto.
Si reaccionas en caliente, puedes decir algo de lo que luego te arrepientas. Date un respiro mental y emocional antes de responder a lo que crees que es un comentario o una pregunta sarcástica, condescendiente o generalmente inapropiada.
Una técnica útil y tranquilizadora es la respiración diafragmática. Según Harvard Business Review, un análisis de una serie de técnicas de gestión del estrés reveló que los ejercicios de respiración eran los más eficaces para reducir el estrés a corto y largo plazo.
Coloca la mano en el abdomen, justo por encima del ombligo.
Inspira, por la nariz, con el vientre: deberías sentir cómo se infla el estómago.
Mantén la respiración durante tres segundos y suéltala.
Después, probablemente te sentirás más descansado y distanciado de la pregunta o el comentario, lo que te permitirá responder de forma más serena. Puedes levantarte de la mesa, ir al baño, hacer un par de estas respiraciones diafragmáticas profundas y volver sintiéndote más tranquilo.
2. Ten preparados algunos cambiadores de conversación
¿Has visto algún programa reciente de Netflix? ¿Qué tal los Lakers?
Si alguien de tu familia saca un tema que te molesta a ti o a cualquier otra persona, cambia el tema por algo edificante. Si realmente debes cambiar de tema, asegúrate de tener preparados temas de conversación.
Ten listos algunos puentes de conversación para cambiar de tema sin ser brusco.
Introduce el nuevo tema con una apertura cautivadora, como "¡Oh, eso me recuerda que tenía que decírtelo!" o desplaza tu atención hacia otra persona, como la persona con la que estás conversando. A veces, lo único que hace falta para salir de un foco de atención incómodo es preguntar: "¿Qué opinas del asunto?".
3. Controla lo que puedes controlar
Aprovecha si eres el anfitrión y ponte un plan que te asegure una noche menos estresante:
-Para evitar tartamudeos emocionales, organiza de antemano la distribución de los asientos (solemos saber junto a quién puede sentarse la tía Margaret y junto a quién no). Esto ayudará a evitar situaciones incómodas.
-Sustituir las bebidas alcohólicas por una sidra espumosa especial (si la bebida es un problema para algunos invitados).
-Llama a tus amigos cercanos y/o a tu familia para que te ayuden a preparar tu casa para las visitas, a poner la mesa y a limpiar después si necesitas ayuda con la limpieza.
-¿Habrá muchas sobras? Para liberar espacio en tu nevera, pide a los visitantes que traigan tuppers para que puedan llevarse algo a casa.
Puede parecer que son pequeños detalles, pero tener un plan de antemano puede marcar una gran diferencia durante las reuniones.
4. Crea un espacio emocional para ti
Ve a dar un paseo, saca tu aplicación de meditación para tener 15 minutos de paz antes de las comidas o programa una sesión de terapia unos días antes de que lleguen tus invitados.
Si ya sabes que te espera un momento "tóxico" complicado, date un espacio mental extra y una oportunidad para que tus sentimientos sean escuchados.
Y por último, intenta relajarte y concentrarte en lo bueno. En realidad, no importa cuánto te prepares, siempre existe la posibilidad de que las cosas no salgan como quieres, así que intenta disfrutar todo lo que puedas y céntrate en lo positivo.
¡Feliz Día de Acción de Gracias!